La naturaleza, un lugar para enfrentar la crisis juvenil. *
Los jóvenes de hoy afrontan un horizonte de vida complejo. Diversas crisis y transformaciones globales producen altos niveles de incertidumbre, resultando en una actitud desmotivada frente al día a día. Esto imposibilita la construcción de una juventud sana, feliz y consciente de ellos mismos, los otros y su entorno.
Este des-motivo por afrontar un buen vivir deviene en el sedentarismo, la adicción digital, la depresión, el alcoholismo, la drogadicción, la violencia, el crimen y otros síntomas de una crisis de sentido.
Muchos nos preguntamos sobre las causales de dicha crisis, y las posibilidades son multidimensionales y complejas, pero hay un elemento fundamental que envuelve cada una de ellas, y es el entorno. “Somos el lugar que habitamos” dice el catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Jose Antonio Corraliza.
Hoy las ciudades son un reflejo sumamente veloz, inerte y exigente que no propone nada muy positivo a un joven. Hay una exposición prolongada al estrés y aquello va apagando nuestras emociones y relaciones, que son el motor de nuestros pensamientos y conductas, y el timón de los hábitos que nos pueden alejar o acercar al bienestar, según explica la psicóloga, Constanza del Rosario.
¿Cómo despertar un sentido a la juventud que motive a construir una vida sana, feliz y consciente? ¿Cómo dar un motivo para direccionar ese timón?.
Creo que la respuesta debe ser fascinante; si no ya no tendría sentido, y aquello es lo que estamos buscando. Cada joven necesita urgente su viaje del héroe al mundo nativo. Porque es urgente salir de nuestro entorno cotidiano para poder mirarnos desde la distancia y re-imaginarnos. Ya que en la naturaleza, y el quehacer-nativo en ella, nos reflejamos en la belleza, la bondad, la diversidad, la lentitud y la humildad. La aventura nos enfrenta con nosotros mismos, con los otros y nuestro entorno. Y recién ahí podemos tener tierra fecunda para un despertar de la conciencia.
Quienes reportan mayor sintomatología depresiva, según el INJUV, son los jóvenes que viven en zonas urbanas, aquellos que tienen entre 15 y 19 años y quienes están en un nivel socioeconómico bajo. Es decir a quienes les toca la peor parte de nuestras ciudades. Y es ahí donde más naturaleza y quehacer-nativo necesitamos. Pero para re-imaginarnos ya no basta con áreas verdes, programas de autocuidado, o charlas sobre adicción. Para re-imaginarnos necesitamos una experiencia de vida que nos haga replantear la manera en que estamos enfrentando el día a día, y las experiencias en la naturaleza intocada, que nos hagan enfrentarnos al cansancio, al cuerpo, al trabajo en equipo, a cocinar, cortar leña, prender fuego, a la belleza, al intemperie y a la desconexión, son capaces de moldear el carácter y re-direccionar ese timón hacia el bien estar.
Esta es una aventura para despertar la conciencia de nuestra juventud!